En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) y los avances tecnológicos han impactado en la gran mayoría de ámbitos, incluido en el ámbito legal. Esta implementación ha favorecido a muchas personas y empresas en temas cómo la eficiencia y automatización de procesos, pero también existe una gran preocupación de su mal uso y sus riesgos asociados con su integración en el sector legal. A pesar de que ciertas herramientas como el ChatGPT pueden ayudar a las empresas en la aceleración de tareas, es importante conocer sus riesgos y garantizar un uso responsable de esta tecnología.
- Falta de precisión legal.
Uno de los riesgos principales que tiene la inteligencia artificial es su falta de precisión legal ya que, al trabajar con unos patrones y sistemas repetidos, esta herramienta desconoce la manera de aplicar el marco jurídico adecuado en tiempo real. En algunos casos, cómo en situaciones legales críticas, es crucial que las decisiones que se tomen sean a través de un razonamiento humano.
El problema principal de la IA es que, a la hora de utilizar una gran cantidad de volúmenes de datos, muchos de esos datos salen sesgados, lo que puede producir consecuencias devastadoras para algunos ámbitos. Por ejemplo, si uno de los sistemas de IA usa datos históricos de otras decisiones judiciales que ya mostraban sesgos raciales o de género, este sistema puede afectar negativamente a ciertos grupos de población. En muchas ocasiones, las herramientas de la IA recogen conclusiones válidas en algunos países sudamericanos, pero no son conformes ni a la legislación ni a la jurisprudencia en España. Además, la inteligencia artificial suele cometer errores en cuestiones de derecho internacional privado, derecho mercantil y derecho tributario.
Por esa misma razón, hay que informarse previamente y tener en cuenta el riesgo que puede producir en algunas tomas de decisiones.
- Ausencia de privacidad y falta de juicio humano.
En muchos casos, los abogados tienen que manejar datos sensibles y la introducción de sistemas automatizados puede poner en peligro la seguridad de aquellos datos. Algunas de las herramientas de la IA que se basan en recopilar y analizar una gran cantidad de datos, pueden ser más vulnerables a hackeos o filtraciones de datos. Por eso mismo, es importante que a la hora de compartir información sé tome las medidas de seguridad necesarias para proteger la privacidad y la confidencialidad de los datos de los clientes.
También, cabe destacar, que los sistemas de IA carecen de la capacidad de interpretar matices emocionales o contextuales en el ámbito jurídico. En muchos casos, se requiere del juicio humano y una comprensión del contexto que la IA carece y que los abogados pueden ofrecer.
- Dependencia excesiva de la tecnología.
Otro de los peligros que tiene el uso de la IA en el ámbito legal es el uso y la dependencia excesiva de la tecnología. Si a la hora de tomar decisiones se confía demasiado en los sistemas de inteligencia artificial, esto puede provocar en los abogados una disminución de la interpretación legal y el análisis crítico. También puede reducir la capacidad de los abogados para pensar de forma independiente y para cuestionar las decisiones, lo que puede tener consecuencias negativas para los resultados de los casos legales.
En conclusión, la inteligencia artificial es un gran avance tecnológico para el ámbito legal, pero cuenta con ciertas limitaciones. A pesar de que brinda un gran apoyo en la automatización de tareas, la integración de los sistemas de la inteligencia artificial tiene que hacerse con cautela. Siempre se debe complementar con el juicio y la supervisión humana para garantizar que se mantengan los principios fundamentales de justicia, equidad y confidencialidad en el ámbito legal.